Reseña histórica del comercio y la industria en Andújar
 

Desde etapas prehistóricas, el espacio geográfico que ocupa la actual comarca de Andújar se vio favorecido por importantes vías de comunicación, que posibilitaron los intercambios comerciales con el resto de la Península e incluso con zonas del norte de África y del mediterráneo. Así, durante la Edad de los Metales, llegaron técnicas para fundir metal, a través del comercio, e incluso con la llegada de los fenicios en el siglo I a. C. ya existían ventas de artículos suntuosos traídos de África.

 

 

Fig. a) León de oro, periodo tartésico,VII--VI a. de Cristo.

 

Fig. b)- c) Sortija egitizante de los Villares Siglos Escarabeo fenicio -VII a. de Cristo

 

Mapa del comercio de Roma

 

Numismática Ibérica. A. de Iliturgi. Siglo I a. de Cristo

Monedas hispano-cartaginesas. Años 250 a 20 a. de Cristo. (J. Cruz: “Arqueología de Andújar”)
 

En la época iberorromana ya se utilizaba la moneda para realizar compras e intercambios comerciales,  tal  como  se pudo  comprobar en los yacimientos arqueológicos de Isturgi, ciudad

 situada a escasos kilómetros de la actual Andújar, desde donde a través de la Vía Augusta y del cauce del río Guadalquivir se exportaba gran cantidad de cerámica, aceite de oliva y otros productos a distintas zonas de la Bética.

Vaso sigilata y ánfora romana del yacimiento
Los Barrios. Siglo I-II. Foto A. Blanco y J. Cruz (Andújar)
 

Vista general de Andújar. Grabado de Pier María Baldi 1668-69

 

En los siglos medievales, la actividad comercial de la ciudad está marcada por la aparición de los gremios, que agrupaban a personas dedicadas a un mismo oficio, que tenían un patrón protector y que dieron nombre a gran parte del callejero de Andújar, donde tenían sus talleres y pequeños comercios (tintoreros, caldereros, olleros, talabarteros, etc.). El descubrimiento de América supuso un gran auge en el comercio de la zona, propiciado por su situación de paso entre Castilla y la Baja Andalucía, donde llegaban gran cantidad de productos del Nuevo Mundo y que tenían su paso obligado por Andújar, aunque esto no impidió que existieran épocas de crisis, propiciadas por razones climáticas, sanitarias o sociales.

 
Vista general de Andújar. Grabado de Palomino. 1789
 
 

Durante la época ilustrada (siglo XVIII), los intentos por fomentar el comercio y la incipiente industria,  por  parte  del Gobierno central, no tuvieron  gran repercusión en la comarca ya que

tan sólo existieron algunos talleres de tipo familiar, dedicados a la cordelería, curtición de pieles, jabón y principalmente a la ancestral cerámica andujareña. Sin embargo, sí se realizaron obras en el camino real Madrid-Cádiz, lo que dio lugar a unas mejores comunicaciones, sobretodo con la capital.

Al comenzar el siglo XIX la situación es muy similar al anterior, debido al retraso en la industrialización del país con respecto a otros de Europa, aunque en el segundo tercio de la centuria comienzan los trabajos para la construcción del ferrocarril, lo que repercute positivamente en el comercio de Andújar, donde se abrirán varias fábricas de jabón, tejas, etc., además de alcanzar durante estos años un gran realce la popular feria de ganado, que se realizaba durante los primeros días del mes de septiembre

Feria de Ganado. Óleo de F. Hoyo conmemorando el II Centenario de la Feria de Septiembre: 11 Noviembre 1801 – 7 Septiembre 2002

 

En los primeros años del siglo XX, a pesar de que la ciudad sigue siendo fundamentalmente agrícola,  surgirán  con  fuerza  algunas   empresas  de  cierta importancia,  tales  como Oleum,

 S.A., Electra del Guadalquivir o la Cerería Pontificia, que exportaba velas al propio Vaticano, todo ello como primer entramado industrial y comercial de Andújar, que continuará durante la dictadura de Primo de Rivera.

En la década de los años veinte, el Ayuntamiento de la ciudad emprenderá varias reformas de tipo urbanístico y que tendrán su reflejo en el comercio, con la instalación de la Banca privada. Desde finales del XIX sólo operaba el banquero Miñón Hermanos, abriendo a partir de 1921 los banco nacionales Albacete, Central, Hispano Americano y Español de Crédito, así como la creación en 1918 de la Cámara Oficial de Comercio e Industria, lo que refleja no sólo la importancia de las diferentes actividades que se desarrollaban, sino también la fuerte composición orgánica del tejido empresarial.

Anuncio de las entidades financieras en la Romería de 1935

 
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